Senglars (2020)
A raíz de un trabajo en una asignatura del Grado en Antropología (UB) empecé en octubre de 2017 a hacer trabajo de campo con la realidad que se generaba alrededor del grupo de cazadores de jabalíes de mi pueblo, Begues (Barcelona). Me parecía interesante abordar el estudio de la caza ya que implicaba al menos dos cuestiones. La primera, es que a través de esta intuía poder llegar a comprender mejor la transformación de los usos que se ha dado en los bosques de Begues, pasando estos de ser próximos a unos de supervivencia a otros de ocio. Estos cambios se han producido en un corto período de tiempo, pongamos unos sesenta años. A su vez, las prácticas van acompañadas de interpretaciones de la naturaleza, hoy en día del todo heterogéneas aunque pretendan explicar un mismo lugar. La caza del jabalí en un entorno próximo a la ciudad es pues, a mi entender, un testimonio de estas transformaciones globales y también una realidad que genera debate en torno aquello que entendemos por naturaleza y nuestra relación con esta. Bienvenido sea el debate. La segunda cuestión, más metodológica, es que estudiar esta realidad implicaba para mí experimentar la entrada en un mundo desconocido del que tenía más prejuicios que conocimiento. Después de un par de años en los que pude participar en 23 jornadas de caza, cámara en mano, así como un acompañamiento del grupo de cazadores en otros muchos espacios, puedo concluir que acercarse a nuevas realidades es un ejercicio personal de lo más sano.
El equipo que lo hizo posible: Helena Muñoz al montaje y al guión, Aimar Galdós al montaje, Joaquim Broquetas a las mezclas de sonido y al directo en las entrevistas, Jordi Sala a la cámara en las entrevistas, Jordi Vilanova al diseño gráfico y Daniel Guasch a la traducción al castellano.
El documental ha sido financiado por el Institut Català d’Antropologia, el Institut Ramon Muntaner y 79 mecenas en Verkami y ha contado con la colaboración del IPEC, el Departament de Cultura de la Generalitat de Catalunya, la Federació Catalana de Caça, el Centre d’Estudis Beguetans y la Societat de Caçadors de Begues.
Els Homes de la Primavera (2015)
Cosas de pueblo, desde adolescente canto en un coro formado únicamente por hombres (así se hacen llamar, al menos). Este es un coro de Caramelles, un conjunto vocal tradicional en Cataluña que canta por Pascua y en el caso de Begues tan solo realizan siete u ocho ensayos (¡al año!). La particularidad del caso, como he dicho, es que mantiene intocable —la mayoría de coros de Caramelles en la actualidad son mixtos— esta composición originaria formada únicamente por voces masculinas (tenor, barítono y bajo), con las implicaciones que esto conlleva en el siglo XXI. En 2014 justo había terminado mis estudios de cine y ya había empezado a saborear algo de antropología. Al constatar una cierta necesidad compartida en el grupo de inmortalizar una realidad frágil por su naturaleza anacrónica me atreví a filmar durante un año la actividad del coro. De este material salió el documental.
El equipo que lo hizo posible: Dídac Roger y Hugo Machado a las cámaras; Gemma R. Cabello al color y al montaje junto a Albert Guasch; Joaquim Broquetas a las mezclas y al sonido directo junto a Álex Pérez; Berta Ros, Laia Vega y Núria Prunera de ayudantes de dirección y producción; Jordi Vilanova al diseño gráfico; Sandra García al piano; Pau Martí y Dani Llenas a la foto fija, Joana Martí ayudando a los cámaras y Julián Luján asesorando en temas linguísticos.
El documental fue financiado por el Institut Ramon Muntaner; el Ayuntamiento de Begues; 86 mecenas en Verkami y contó con la colaboración de la Direcció General de Cultura Popular, Acció Cultural i Associacionisme del Departament de Cultura de la Generalitat de Catalunya; Bande à Part Escuela de Cine; el IPEC; el Centre d’Estudis Beguetans y el Cor de Caramelles de Begues.
Sobre el documental etnográfico
El género cinematográfico llamado documental etnográfico es también enmarcarle en el ámbito de la antropología visual. Este podría definirse —temerariamente— como el arte de fusionar el estudio social con el cine. Tanto el cine como la antropología nacieron en un mismo momento, a finales del siglo XIX. Precisamente, la primera película que se conoce, del año 1885, es la llamada Salida de los obreros de la fábrica de los hermanos Lumière y bien podría decirse que es un documental en tanto que filma una realidad previamente existente —cuestión no antagónica a la creación, por supuesto—. Y precisamente también, el propiamente considerado primer documental es Nanook el Esquimal, de Robert Flaherty, del año 1922 y que retrata la vida de los esquimales inuit en Canadá: antropología en estado puro. Grandes obras maestras han seguido enriqueciendo el género hasta nuestros días. Así pues, sumar estas dos disciplinas, hoy, poco tiene de original. Pero a mi entender sigue ofreciendo una infinidad de posibilidades creativas y analíticas. Concretando un poco, podría decirse que la cámara sirve como herramienta para la obtención —y creación— de información en el trabajo de campo, la antropología para abordar el estudio de estas realidades con rigor teórico y metodológico y aquello artístico y visual —si es que debe tener una función— para mostrar un resultado final amable y coherente. Que todo salga bien es cosa de gente sabia; yo solo aspiro a jugar así que sed buenos con las críticas.
Salut!